Esta semana hubiera sido la Milano Design Week, pero este año no hay Salone del Mobile en Milán, ni ninguno de los eventos paralelos que se celebran durante la semana que dura la feria.
Todos los que vivimos por y para el diseño estamos muy tristes, echamos de menos Rho Fiera, el fuorisalone, las presentaciones, los cócteles, los aperitivos, el aperol, los negronis, la Zona Tortona, Brera, Rossana Orlandi, nuestro paseos por el Naviglio Grande, nuestros restaurantes favoritos, el Risotto alla Milanese, Piazza del Duomo tantas cosas…
Pero sobre todo la ciudad, la gente, esos amigos que solo vemos una vez al año, los 20 kilómetros por jornada, las 500 fotos diarias, llegar a casa cada noche revisarlas todas para compartir las mejores en las redes sociales, no poder dormir, mirar el INTERNI, apuntar más visitas en la agenda, madrugar, morir en el metro, estar todo el día de un lado a otro, algunos días olvidarte hasta de comer… Nunca de cenar!
No recuerdo cuándo fue mi primera en Milán, pero el recuerdo que tengo del primer año es de una ciudad es que no me gusto nada. Me pareció un lugar gris, oscuro y descuidado, quitando la zona del Duomo y las tiendas de lujo no me pareció nada interesante, en esos momento yo tampoco trabajaba en esto, coordinaba algunos proyectos de Cruz Roja Española en mi zona igual tampoco estaba tan interesada como ahora en este mundo. También os digo que esa sensación duró muy poco porque cada año descubrimos una nueva zona, algún nuevo espacio, un nuevo restaurante, una nueva tienda, un nuevo Palazzo, un parque escondido… La Trienale di Milano, sus edificios icónicos, el Bosque Vertical, Torre Velasca, Torre Pirelli, cualquier espacio se convierte por estos días en una sala de exposiciones y la ciudad se transforma.
Cuando ya llevas unos años, ya te conoces la ciudad por sus zonas: Porta Venezia, Sempione, Magenta, Porta Romana, Brera, Montenapoleone, Navigli. Además todos los años se incorpora una nueva zona o calle a los eventos programados durante estos días. Es una locura maravillosa, aunque la feria durara un mes entero no podrías verlo todo.
Hace dos años descubrimos Villa Necchi Campiglio, yo nunca había oído hablar de ella, es una de las maravilla poco conocida de la ciudad, os animo a buscar fotos en google. Es una villa de principios de los años 30 que desde hace poco es visitable, conserva todos los muebles y tiene un jardín maravilloso.
Otro sitio que es visita obligada todos los años es 10 de Corso Como, es una tienda muy especial, con un restaurante, galería de arte y una librería básicamente dedicada a libros de moda, diseño y arte.
Rossana Orlandi también la descubrimos en los últimos años y desde entonces siempre está en nuestra agenda, es una galería de arte con tienda, unos de los lugares expositivos más especiales y atrevidos.
Son muchos lugares que visitamos año tras año, seguramente muchos los que nos quedan por visitar. La verdad que podría hacer un post enorme con muchas recomendaciones y miles de anécdotas, pero mi cabeza no está centrada para estructurar algo coherente. Empecé a hacer una recopilación de las mejores fotos de todos estos años, pero tampoco me veo con fuerzas para terminarlo esta semana, pero cuando tenga el álbum completo lo compartiré con vosotros.
Así que nada, aquí lo dejo por hoy pensando…
Milano, cuanto te echamos de menos.