Una obra de Coderch en Ariéstolas.
Se trata de un conjunto de tres viviendas subvencionadas para empleados de una hacienda en Ariéstolas (Huesca), construida en 1969, obra inédita de José Antonio Coderch de Sentmenat, “el último gran maestro solitario de la arquitectura española”(1).
En el otoño de 1979, bajo la dirección del muy querido Don Antonio Durán Gudiol, me ocupaba yo de inventariar los elementos de interés histórico-artístico de Barbastro y su entorno para el Ministerio de Cultura.
En el lugar de Ariéstolas, término municipal de la Almunia de San Juan, provincia de Huesca, a pocos kilómetros de Monzón en dirección a Fonz y no lejos del rio Cinca, se halla una magnífica hacienda cultivada desde tiempo inmemorial que cuenta con una casa solariega y capilla.
Visité el lugar por si hubiera algún elemento digno de catálogo. Lo que más llamó mi atención fueron unas construcciones blancas, paralelepipédicas, con persianas mallorquinas, perfectamente integradas en el paisaje pese a la aparente descontextualización de su arquitectura más propia del Mediterráneo.
“Parecen de Coderch”-me dije-“pero qué va a hacer Coderch por aquí; serán de algún alumno”. Don Agustín Mariné, propietario de la finca, que me recibió muy amablemente, enseguida me sacó de dudas:
“Son de Coderch. Asunción mi mujer, es sobrina suya; trabajo de delineante con él. José Antonio está muy enfermo”.
El señor Mariné me habló de su amistad con el Maestro, de su fuerte personalidad, de su talento, de su integridad. Inesperadamente se abrió ante mí una ventana a la belleza del universo coderchiano: “ese biombo de muros encalados”(2), “de células de viviendas arracimadas en las que el espacio de traspaso se hace intersticial y compartido, del continuo espacial, de la contraposición quebrada de los volúmenes”(3).
Las viviendas de Ariéstolas participan de los invariantes arquitectónicos de las casas Uriach, Rozes, Luque y Gili, construidas por esos años junto al mediterráneo, pero lo que la diferencia es el destinatario: se trata aquí de empleados de una finca agrícola.
Coderch que “experimentaba un rechazo instintivo hacia el lujo y el gusto del rico” (4) pudo hacer realidad uno de sus más íntimos deseos: hacer viviendas de renta limitada.
Recuerdos de un alumno.
Yo había sido alumno de José Antonio Coderch en la asignatura Elementos de Composición de 2º curso en la escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona.
Corría el año 1968. En París tuvo lugar el Mayo francés y, en Barcelona, los estudiantes teníamos nuestro particular mayo desde 1965. La Escuela de Arquitectura estuvo cerrada largas temporadas; hubo tomas de cátedra, carreras por la Diagonal delante de los guardias, palizas en comisaría y pocas clases. Cómo es lógico suponer el bagaje académico de mi promoción deja bastante que desear.
Varios profesores de la Escuela, entre ellos los prestigiosos arquitectos Federico Correa, encargado de Elementos de Composición de 2º curso, y Oriol Bohigas, que no recuerdo si daba Proyectos en 4º, dimitieron en solidaridad con los delegados estudiantiles detenidos y ante la falta de libertades.
El Colegio de Arquitectos de Cataluña y Baleares había recomendado a sus afiliados que no ocuparan dichas cátedras. En esas circunstancias no sé cómo ni por qué J.A. Coderch asumió Elementos de Composición 2º. Lo que sí recuerdo es el vacío que le dispensaron muchos alumnos, parte del colectivo profesional y, desde luego, la “gauche divine”, frivolidad a la que era totalmente desafecto.
No era la primera vez que se quedaba solo ni sería la última. En realidad la soledad era su estado natural, alejado como estaba de las modas al uso y de los cánones preestablecidos; un estado del que emanaba una arquitectura ensimismada, llena de silencios (4).
Resumen biográfico.
CODERCH (José Antonio), arquitecto español (Barcelona 1913 – 1984). Primeramente trabajó en Madrid (1945) y más tarde, como arquitecto municipal en Sitges, donde intentó recuperar la arquitectura popular mediterránea, en una forma racional y sistematizada, como en la casa Garriga Nogués (1947).
Fue miembro del C.I.A.M. del grupo R y del Team X. Investigó las relaciones internas de los espacios en casa Ugalde en Caldas de Estrach (1951) y en un edificio de viviendas en el barrio de la Barceloneta (1954). De 1957 a 1964 se dedicó a viviendas unifamiliares: en Barcelona, en la calle Juan Sebastián Bach (1962), la casa Tápies (1964) y las viviendas en las antiguas cocheras de Sarriá (1971 – 1974), en Madrid el edificio Girasol (1967). Inspirado en las superficies acristaladas de M. Van der Rohe, realizó grandes conjuntos como los edificios Trade (1968 – 1973) y el Instituto Francés (1973 – 1975) en Barcelona y el centro técnico de Seat (1973) en Martorell.
En sus últimas obras redujo la gran dimensión de sus proyectos a una sola unidad repetible y volvió al uso de materiales tradicionales, como en las viviendas de la calle Freixa (1974) en Barcelona. De 1965 a 1968 fue profesor de la escuela superior de arquitectura de Barcelona. (De la gran Enciclopedia Larousse)
Notas
- (1) Bofill y J.A. Goytisolo.- Dernier grand maitre solitaire de l´architecture espagnole.
- (2) Donato.- El joven Coderch.
- (3) I. de Solá-Morales.-José Antonio Coderch en la cultura arquitectónica europea.
- (4) El Coderch de J.M. Ballarin.
Artículos publicados en el libro J.A. Coderch de Sentmenat, 1913-1984 de Carles Fochs (Ed. Gustavo Gili, S.A. 1989).
Agradecimientos:
A la familia Mariné de Ariéstolas, tan unida a J.A. Coderch por vínculos familiares y de amistad, que siempre me recibió con afecto. A Toño García Palacín, estudiante de fotografía, con el que cuento para la realización de los reportajes fotográficos de esta serie que inicio sobre arquitectura del entorno.
Texto: ANTONIO ABARCA ARQUITECTO
Publicado en El Cruzado Aragonés, Extra Fiestas, 2 de septiembre de 1.995.
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José Antonio Coderch diseñó la icónica lámpara DISA, también conocida como lámpara Coderch. Es un diseño atemporal, que refleja la esencia del arquitecto catalán.
La lámpara obtuvo en 1962 el Premio Delta de Oro ADI/FAD y en 1964 el Premio Nacional de Diseño de la República Argentina.
Como dato curioso cuando Coderch creó esta lámpara se la mandó a algunos amigos artistas y arquitectos para que le dieran su opinión. Entre otros a Picasso, Duchamp, Gropius, Aalto y Sert.
Picasso le manda una postal con un dibujo de la lámpara DISA diciendo que era «la lámpara de colgar más bonita del mundo»